A puertas de las 19 semanas, por fin sabemos cual es el sexo de la criatura. Mi mujer se inclinaba un poquito más hacia la niña, más que nada por aquello de vestirla en plan moñas y por intentar hacerla a su imagen y semejanza, digo yo, claro, que igual es hasta mucho decir. Dicen, y solo dicen, que por lo general las niñas son más pijoteras, más cariñosas y más fáciles de domar, aunque quizás no sean más que leyendas urbanas. Somos primerizos y reconocemos no tener la menor idea del tema.
A mí me daba igual que fuese niño que niña, aunque cierto es que unos días me inclinaba más hacia los pitilines y otros hacia los chetines, pero aunque suene a tópico, mi mayor deseo es que sea lo que sea, salga bien. Sano y fuerte. Como sus aitas. Como sus abuelos. O como sus aitites. Si bien, en el momento clave, no se porqué, de repente deseé una niña. Quizás yo también sea algo moñas.
Por fin hoy nos han dicho que será un niño. Y le hemos visto. Revoltoso y travieso como yo. Agitando sus manitas, cabezón y con un par de huevos para afrontar la vida como un campeón. Y es que quizás esté de moda tener niños, porque un niño les vino hace poquitos días a Natalia y a Jontxu. Otro niño esperan Valen y Marta. Y por si fuese poco, dos pitos les vienen también a Nieves y a Irkus. Así que amiguitos no le van a faltar. Aparte de Ibai e Igor, mis más pequeños vecinos. Dos pequeños diablillos encantadores.
Y he aquí el mayor problema: ¿qué nombre ponerle? Se aceptan ideas de todo tipo. Basta con pinchar en el enlace de comentarios y aportar tu granito.