martes, 5 de diciembre de 2017

Valentina



Hoy la vi, sonriendo por primera vez en su vida. Valentina. 75 años, si no son más. Creo que su marido la pega, aunque nunca lo he visto. Lo creo, porque en los 80, Andrés presumía ante sus vecinos de hacerlo. También se jactaba de ser el más macho del barrio. 

- Valentina, cuanto tiempo, que es de su vida? 

- Aquí andamos, hijo. Feliz y contenta. 

Poco después, me enteré de que Andrés había muerto. 

Duro, pero comprensible. 

- Me alegro de que todo la vaya tan bien, Valentina.

sábado, 2 de diciembre de 2017

Que viene que viene, uh, uh!

Joder, a cuenta de la inminente llegada de la puta y odiosa Navidad, hoy me he levantado de la cama con un jaleo monumental en mi cabeza. No sé si habrá sido el efecto del mal tiempo, de que es domingo ( y mañana lunes, y yo odio los lunes), de los churros artificiales que me he desayunando, de alguna extraña pesadilla durante el mal sueño de la noche, o de la tortilla de pastillas (que no patatas) que a diario y por culpa de mi psiquiatra, le meto a mi cuerpo. Veamos: el día de Navidad, nos cuentan, nació un niño llamado Jesús. Bueno, no solo llamado Jesús; llamado Jesús, y también llamado Nuestro Señor, el Hijo, el Padre, el Espíritu Santo, Cristo, Jesucristo, Jesusito (a veces a secas, a veces “de mi vida”), el Salvador, Nuestro Salvador, Josué, Jehová, Emanuel, La Palabra, El Cordero De Dios, Hijo de Dios, Hijo del Mundo, Hijo de Daniel, Rey de los Judíos...  o simplemente y como ya había dicho, Jesús. A secas. Como el apellido del estornudo. “Jesús”. Y supuestamente, nació ahora, en breve, vamos. El 25 de este mes, que hará ya de eso unos 2018 años. Jesús. El Padre. Padre, Hijo Y Espíritu Santo; todo a la vez. Vamos, que nace Jesús y nace Dios. Pero Dios ya había nacido también mucho antes (toma ya, qué lio), porque fue él, precisamente él, quien creó el mundo en siete días, empezando, toma ya, un lunes (a quien coño se le ocurre). Bueno, crear crear, lo creó en seis días, que el septimo fue, dicen, que para descansar, aunque yo me voy más bien por el lado de la monumental resaca de las copas del sábado, que cuando aquello, aún no existían las marcas y todo debía de ser garrafón. Así que, el rollo ese de que venimos del mono, podría ser todo mentira. Un bulo, vamos, salvo, claro está, que Adán y Eva hubiesen sido monos, que aquí todo cabe. Y con lo de monos, no me refiero a guapitos de cara, buen cuerpo y esas cosas, se sobreentiende, sino a monos; de los de “uh uh uh, uhaaa uhaaa” y cacahuete diario. Fuera aparte, entonces, de esta desechada teoría, yo conozco a varios que, ni de Dios, ni del barro (que esa es otra, lo del barro, anda ya!), ni del mono. Conozco a unos pocos que vienen del cerdo (nada de ibérico; del cerdo rosado), a un par de ellos que vienen del elefante, a varios que vienen de las gallinas y a siete u ocho, que vienen del buitre carroñero, animal favorito, por culpa del desamor, del gran músico y poeta extremeño Robe Iniesta, totalmente desconocido, posiblemente, para muchos regetoneros y amantes del trap (Rosalía incluida), pero un puto crack para el resto de la humanidad. 

El caso es que, ahora, en breve, nos veremos celebrando, un año más, el nacimiento de un niño que, más que un niño, fue de todo menos niño. De un niño del que pocos, muy pocos, sabéis nada, pero que nada de nada, desde pasado el día de los Reyes Magos, en que le jartaron a oro, incienso y mirra (que salvo el oro, menuda puta mierda de regalos para un niño en Reyes), hasta la extraña Semana Santa de 33 años después de su extraña muerte.  Porque al menos, nacer, nació siempre el mismo día, el 25 de diciembre (fum fum fum), pero morir, un año dicen que a finales de Marzo, al otro que a mediados de Abril, al siguiente, otra vez que a principios. Y es que, con tanto cambio, nadie con dos dedos de frente puede creerse semejante majadería... ¿Cuando murió realmente? Menos mal que al final resucitó, porque sino, a ver qué coño hubiesen puesto en su lápida y en su esquela: “fallecido entre el 17 de marzo y el 28 de abril, por ahí más o menos, del año 33 después de él mismo (osea, después de Cristo)”. Pero bueno, daremos la historia por buena, no vayan a llamarnos blasfemos y a señalarnos con el dedo en bodas, bautizos y funerales, que es cuando podrían verme merodear a mí por las cercanías de una iglesia. Y me reitero: por las cercanías. Que mala suerte sería también, que no hubiese cerca un bar (que a veces ha pasado ya, claro, y entonces tienes que alejarte un poco más, hasta dar con uno). Y eso, lo dicho, bodas, bautizos o funerales. Que ya no sé cuál de todos ellos me da más miedo, porque los funerales son jodidos y se llora, pero al menos, si consigues hacerte el loco y desaparecer cuando algún colega "bienqueda y bocachancla” te dice lo de poner pasta para una corona o un puto ramo, te salen gratis. Lo de las bodas roza ya el abuso, y es que, des la pasta que des, siempre tienes la sensación de que los recién casados ya no te vuelven a mirar igual. Jamás. En la vida. "¿Habré dado poco?".  Fijo que ha sido eso. Des lo que des, siempre va a ser poco. "¿O es que con el pedo de ayer, se me habrá olvidado darles el sobre?"; “y si no se lo he dado, ¿qué coño he hecho con él?"; "¿se lo quedaría la tía aquella tan extraña que me ligué anoche, que yo creía que en broma, me dijo: son 300 euros, cuando acabó y se marchó y en vez de llamarme por mi nombre, me dijo <>?”. 

En fin, que me estoy yendo por los cerros de Ubeda. (Por cierto, ¿alguien sabe de donde viene esta expresión? En la Biblia no viene nada, pero seguro que en Wikipedia sí, y hay que abrirse un poco la mente). Úbeda... pero si ni siquiera sé donde cojones está, ni mucho menos, si habrá cerros allí. Y hablando de biblias, que antes, casi todo el mundo tenía una en la mesita de su habitación. Ahora no, ahora tenemos un iPad, un eReader con más eBook dentro de los que podamos leer en siete vidas, una lámpara de led, un kleneex usado con mocos secos de varias noches y el móvil cargando. El móvil siempre cargando. Ah, y unos cuantos blister de diferentes tipos de pastillas. La edad; la puta edad. Es pasar de los 40, y hacerte íntimo de la chica de la farmacia, oye. 

Resumiendo, que me lío y ya no sé qué era lo que quería decirles: que vale, que el 25 del mes en curso, nació un niño que no solo era un niño, pero que a día de hoy, no me ha quedado para nada claro, ni su nombre, ni su función. Y si ya no me ha quedado para nada claro ni su nombre, ni su función, ni tampoco su muerte, ni su resurrección, no voy a sacar el tema de su madre, la Virgen, porque si niño solo hay uno, madre debería de ser igual: un niño, una madre, pero no: tenemos... ni sé la de vírgenes que tenemos: a la Virgen del Carmen, a la del Rocío, a la Pura y Dolorosa, a Maria Auxiliadora, a la de los Remedios, la de la Esperanza, la del Camino, la de las Angustias, la del Pilar, la de Begoña... Y así, creo que hasta cerca de cien. Y unas se aparecen y las otras no. Unas hacen milagros y las otras no. Y cada una, con su festividad en el calendario, su jolgorio con verbena y bailes regionales, cada una en un pueblo y con sus adoradores, como única virgen y madre de Dios, de Jesús, de Jehová, de Josué, Emanuel, El Cordero de Dios, o yo que sé. Porque dile tú a un devoto de la Virgen del Rocío o de la del Carmen, que por un par de días se vaya de romería a adorar a la virgen de Begoña, que te dice que la suya le da mil vueltas a la tuya y que la única verdadera es la suya. Y hablando de la virgen de Begoña, que anda que no dan la brasa aquí en mi tierra con que es la virgen de Bilbao, que hasta la “amatxu” que le llaman. Pues no, cojones, que no, que la virgen no es de Bilbao. Que la virgen nació en Nazaret. Y si te descuidas seguro que hasta cobra la RGI (Renta de Garantía de Ingresos) y tiene piso gratis. Y ayudas. Y comedor social. 

En fin, que se acerca la navidad. Lo sé ya por el montón de gilipollas que decoran sus ventanas con luces de colores, como si sus casas fuesen puticlubs baratos de carretera, por los que cuelgan de las ventanas "papanoeles", olentzeros o similares, y porque me han quitado la sección de libros y discos en el súper (la cultura no interesa durante el año, como para interesar en Navidad...), y me la han llenado, por una parte de turrones, bombones y mazapán, y por la otra de millones de juguetes. 

En fin... que el mismo día de nochebuena, volveré, casi seguro, a contarles, aquí mismo, en mi muro, “Mi Otra Historia De Navidad”. La de Borja. Mari. ¿Alguien la recuerda? 

PD. Hoy me ha dicho mi mujer, que el próximo fin de semana colocaremos el árbol de navidad en casa. Si alguien tiene algún plan mejor para entonces, por favor, que cuente conmigo. Aunque sea para jugar un partido de fútbol. O para repartir comida china a domicilio. Cualquier plan siempre será mejor, que colocar el puto arbolito de navidad. Me apunto.

(Salva Belver)