viernes, 22 de febrero de 2008

A mi padre.


Quiero escribir y no puedo. Quiero expresar cosas que quizás desde hace semanas llevo conmigo, pero a la vez me encuentro vacío. Vacío de ánimo. Vacío por dentro y vacío por fuera. Vacío de alma. Y curiosamente, lleno de rabia. Rabia por la vida y rabia por la muerte. Rabia de odio a no se qué y rabia de amor a lo que un día fue y hoy ya no puede ser.

Quisiera gritar, pero no saco fuerzas. Quisiera callar, pero el silencio te mata por dentro. Y es que aunque el que suscribe es consciente desde hace mil años de que la muerte forma parte de la vida, uno no ha sido nunca capaz de asimilarla, de digerirla. De querer compartir ratos con ella. Odio la muerte.

Esa muerte que un mal día eligió, entre otros, a mi padre como compañero. Mi padre, aquel buen hombre criado en un pequeño pueblo de Zamora entre vacas y praderas, posiblemente en uno de los peores momentos que la historia le ha dado a este país. Aquel buen hombre que junto a su estupenda esposa, supieron criar a su único hijo como lo hicieran aquellos que fueron los mejores padres del mundo.

Aquel buen padre que se desvivía porque a su hijo no le faltase nunca de nada. Que pasaba las horas feliz paseando conmigo y mi pequeña bicicleta por las calles del barrio bilbaíno donde plantaron raíces. Aquel tipo que se aprendió a la fuerza los ríos y los montes de España a la vez que su historia, mientras se esforzaba porque yo hiciese lo mismo. Quien sufría si yo sufría y quien se revolvía en sus adentros si yo o los suyos lo pasaban mal. O tan solo regular.

Aquel padre que siempre tenía un buen consejo para cualquiera. Que a veces incluso de protector, resultaba algo pesado, pero siempre con la mejor de sus intenciones. Quien nunca pegó a nadie ni tan siquiera levantó su voz, salvo a mí en contadas ocasiones cuando liaba alguna de las gordas que yo solía liar y tenía la mala suerte de que él me pillase.

Aquel marido que vivió la enfermedad de mi madre como si fuese la suya propia y quien incluso la ofreció uno de sus órganos vitales para mejorar su calidad de vida.

Recuerdo que le encantaban las películas de vaqueros, porque decía que en ellas siempre se hacía justicia y si podía, no se perdía ninguna de aquellas que en su día hizo Manolo Escobar, al cual adoraba. Igual que sus canciones, sobre todo las que él denominaba "de toda la vida". Aunque en el terreno de la música últimamente me sorprendiese bastante, pues lo mismo me pedía que le consiguiese lo último de una tal Diana Navarro, que lo último de Gigi D'Agostino, un disc-jockey italiano que se dedica a crear temas discotequeros de los cuales huiría cualquier hombre curtido de su edad.

Conductor de autobuses urbanos en una gran ciudad donde conducir apesta, artesano de la madera debido a su enorme afición desde siempre por la carpintería y sin saber disfrutar de sus merecidas vacaciones o de su preciada jubilación de otra forma que no fuese trabajando para los suyos o cuidando de sus manzanos o castaños que quizás nunca le supieron estar a la altura, juro que dejó decenas de obras de esas que en parte hacen que uno se haga inmortal, al menos hasta que caduque la memoria de quienes tuvieron o tuvimos la suerte de conocerle.

Setenta años después de nacer... Setenta años, un mes y veinte días... ese hombre del que habló, quien durante algo más de 36 años respondió siempre a mi llamada de "papa" -curiosamente nunca le llamé aita-, se fue sin decir ni adiós. No creo que fuese su hora, pero tampoco creo que sea nunca la de nadie. Odio la muerte ajena. Y es curioso, pero aquella misma noche y sin yo saber que mi padre se estaba marchando, no pude pegar ojo debido a que el viento entraba en mi cuarto y hacía un ruido ensordecedor como no lo había hecho nunca. Ni lo ha vuelto a hacer.

Si algún día soy padre, solo pido que tras mi muerte, mi hijo se sienta al menos tan orgulloso de su padre como yo hoy me siento del mío. Aunque ya es mucho pedir si tan solo pido la mitad.

A la memoria de mi padre. Que en Paz descanse.



S. B. F.
22-11-1.937 / 11-01-2.008.




Salva.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

No se si en los grandes viajes de Gulliver habia tanta emocion como la que me demuestras con los pensamientos que tan sabiamente escribes, pero puedo dedir, y me alegra, que llenas con lo que escribes,ya sea alegre o menos alegre.Ya que esta vida es dura hasta el fin. Cojamos aliento y cada fase que sobrepasemos, aprendamos más, y....en fin.Que el fin, no nos desvie del presente.

Saludos.
Eres de .... ....

Saludos Tauman.

pd/ Gracias, sin más.

Anónimo dijo...

primero de todo mi mas sentido pesame salva...
y segundo gracias por compartir este espacio con nosotros
no es mucho del tiempo que dispongo estos meses para andar por estos lugares,pero sin duda exare un vistazo siempre q pueda a esta pagina ya como sabes soy fan tuyo jeje :D
animo salva q el camino sin los seres queridos es un poco mas duro..pero hay que hacerlo...
un besito mu grande y cuidate

garbiñe...noctur

Anónimo dijo...

DIRECTO COMO DE COSTUMBRE, SENTIMENTAL COMO POCAS VECES,
GRATAMENTE SORPRENDIDO ME HE QUEDADO AMIGO SALVA.
UN ABRAZO

Unknown dijo...

hola Salva xikitin, como ya te dije la primera vez que lo lei es impresionante lo que escribes, siendo tu y yo muy diferentes personas, has conseguido trasmitir en tu texto lo que yo tb estoy sintiendo por la perdida de mi aita. Me ha ayudado y ayuda mucho el hecho de poder compartir contigo mis sentimientos y sentirme entendido.

No cambies nunca, siempre me ha encantado como escribes, y aunque no siempre he compartido tus ideas, igualmente me ha gustado tu forma de ver las cosas e intentar defenderlas.

Muchos besines!!!

Nai (leia)

dijo...

"Si algún día soy padre, solo pido que tras mi muerte, mi hijo se sienta al menos tan orgulloso de su padre como yo hoy me siento del mío. Aunque ya es mucho pedir si tan solo pido la mitad."

Como estoy convencido de que así será escribo la presente. Estoy impresionado y conmovido por tu epitafio que seguro que no tuviste que reflexionar y que te salió seguido, como un torrente.

Creo que era agosto. Si sé que era el pasado año. Pasamos junto a tu casa en Lober y allí estaba, como siempre en su huerta. Nunca crucé más de tres frases amables con él, solo sé que me caía bien. Siempre a lo suyo a su seguido laborar, en esto, en eso o en aquello, siempre haciendo algo, entretenido, en su huerta bajo su sombrero de paja. Un hombre curioso, que trabajaba de conductor de autobus y que no tenía coche; por decir algo raro en este siglo XXI.
El caso es que pasamos toda la familia por allí y nos pusimos a hablar, él y yo. Los demás se marcharon. De su trabajo del mio, de su filosofía de la vida, de la mía. Te juro que se me paso el tiempo volando, como cuando no transcurre el tiempo cuando el momento es agradable. ¿Te puedes creer que estuve más de una hora? De reloj. Él, en su lado del muro, el de la tierra que pisaba y yo en el lado de la calle, el del cemento. Quede como metáfora.
Me resulto curioso algo que no debiera parecerlo, pero así fue.
Me habló del comportamiento de los pasajeros en el autobus, de la mala educación creciente, de su actitud ante las disputas, de lo que te pide el cuerpo en momentos tensos pero que inteligentemente no haces porque no merece la pena, que no "es tu guerra" y un poquito también de palo para mi actividad y un poquito de arena también.
Un gran hombre en su sencillez y en su discrección. En su supuesto conformismo y en su generosidad. En su carácter sufrido que seguramente le llevo antes de tiempo. En paz descanse.

Anónimo dijo...

Hola Salva, me atrevo a escribite después de un largo rato leyendo tu blog (que he encontrado por casualidad y me ha encantado, lleno de espontaneidad y alegrias), al ver la foto de tu papa (compañero del mio, Gonzalo del 27-Betolaza-Zurbaranbarri... que en paz descansen los dos en el cielo azul)
Te envio un beso y mucho animo para continuar regalandonos tus momentos ^___^
Bea

Mundos Azules dijo...

Hola Bea. Un millón de gracias por dedicarle un ratito a este blog y sobre todo por tus palabras. Seguro que andarán los dos por allá arriba charlando sobre lineas y autobuses y viendo lo mal que se están poniendo las cosas ultimamente en la desquebrajada empresa para la que ellos trabajaron.

Espero que sigas dejandote caer por aquí de vez en cuando.

Un saludo.