viernes, 11 de septiembre de 2009

Pobre Don José.



Les presento al Señor Don José. Empresario. Dueño de una importante y conocida empresa de la que no daré datos para no perjudicar su imagen y también para no hacerle una publicidad que de momento ni me ha pedido, ni me ha pagado, elementalmente.
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Hablemos del Señor Don José. Hombre adinerado. Ruin y egoísta. Quizá algo explotador. Padre de dos hijas medio tontas, conocidas en su círculo como "las osea". Vive en un fabuloso chalet en las afueras de la ciudad. Jardín arbolado con piscina. Servicio las venticuatro horas. Segundo chalet en la costa mediterranea. Pero lo usa poco. Le gusta más ir de hotel. A veces Menorca. Otras Ibiza. Italia le encanta. ¿A quién no? Estados Unidos es otro de sus destinos favoritos. Solo por placer. Acostumbra a moverse en un Audi A8. Un cuatro mil doscientos con trescientos y pico caballos. En el puerto deportivo guarda un pequeño yate. También con servicio. Él solo no puede navegar. Tiene tela, pero no es muy listo. Lleva consigo a su patrón. Siempre bien cuidado. Una capa de pintura cada año. La salitres es muy mala para el lujo.
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Al Señor Don José no le iban muy bien las cosas. O eso decía. Se juntó con otros golfos como él con los que jugaba al pádel y al golf y lloraron un poco. El gobierno les ayudó. Les untó con dinerito. Dinerito del tuyo y del mío. De nuestros impuestos. De esos que con talante, amenazan con subirnos. Seguían llorando, pero un poco menos. Seguía viajando, pero solo por placer. No cambió de coche. Siguió con su A8, pero se hizo también con un Mercedes CL. Quería algo grande, pero más deportivo, solo para el finde. Casi veinte kilos. ¿Qué más da?. Durante la semana mejor el Audi. A veces vestía de Armani. Otras de Prada. Pero todo de serie, nunca exclusivo. No era tan importante. Un tipo sencillo, del montón. Así se definía. Que majo Don José. La gente se ríe con él, aunque no tiene ni puta gracia el tío. Será la tela, que hace reir. O el ser pelota. Que majo Don José.
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Poco después dijo no poder seguir adelante. Despidió a 300 de sus empleados. Puta crisis. Que mal trata a los poderosos. Porque los pobres ni se enteran. Si hoy no tiene, ayer tampoco. De seguir así, este año no repetiría ganancias. El pasado fueron 3.000 millones de euros. Este parece que solo van a ser unos 2.300. La diferencia es elevada. Pensará que no le llega pa vivir. Pobre Señor Don José. El gobierno se reune con él. Le promete más ayudas. Él dice que toda ayuda es poca. Que las cosas están mal. Que el gobierno no hace nada. Que el despido sale caro. Hay que abaratarlo. O mejor aun, por si cuela, ponerlo gratis. Y bajar los sueldos. Y subir las horas. Su empresa se hunde. Y nadie le comprende. Los bastardos de sus currelas se manifiestan los martes y los jueves frente a su empresa y la policía no hace nada. ¿Para eso paga impuestos Don José? Y para colmo gritan "readmisión". Como si yo pudiese pagarles tantos sueldos. Son 300 tíos... y cada uno se llevaba de mi empresa 900 eurazos al mes... serán desgraciados. Y solo trabajaban 11 horas al día. Deberían de darme las gracias. ¿Y todos aquellos años, qué? Ahora podrán pasar más tiempo con sus hijos. Si fueron previsores y ahorradores, no tienen de qué quejarse. El hambre con pan se pasa. Serán desgraciados... Que le dejen en paz. Pobre Don José. Tuvo que vender su Audi. Se sentía bajito montado en él y se compró un Porsche Cayenne. Mucho más alto. A donde vas a ir... Desde aquí os veo a todos. Pero Don José no se siente feliz. Las acciones han bajado.
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Pobre Señor Don José. Con los problemas que tiene y el resto de la gente, los currelas, los pringaos de medio barrio, dando tol puto día por el culo. Putos sindicatos. Les comen la cabeza. Pandilla de muertos de hambre. Dichosos socialistas. Acaban con el país. Basurillas de izquierdas. Esto no hay quien lo arregle. Si el generalísimo levantase la cabeza... Me conformaba con Aznar. Ese tipo sí que era serio. Que vuelva la derecha, coño.
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Yo le entiendo, Don José. Es mucha la tensión y usted no lo puede aguantar. Yo tengo el remedio. Le quiero ayudar. Tome, beba de esta, mi botella. Solo un trago. Un trago nada más. Es cianuro. Rico cianuro del bueno. Cianuro del mejor. Tome un trago e invite a sus amigos. Pago yo. Tome un trago y váyase a criar malvas. Solo un trago... un trago nada más.
Con todos mis respetos, que le follen, Señor Don José.




















A Tino, mi compi de currelo. Un tío grande y cojonudo que varias veces me dijo: habla de estos hijos de puta en tu blog.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

eres grande compañero y amigo.es el cuento mas hermoso,sencillo y didactico que he leido en tiempo.un saludo .tino

Jeijo dijo...

Excelente historia!
La pena es que este cuento sea real y sea ejemplo de muchos casos similares...

Quique dijo...

Cuando se acabe tu botella, aquí tienes la mía.
¡Saludos desde Málaga, Salva!