miércoles, 30 de abril de 2008

Donantes de vida


Tiene los ojos de su madre... La sonrisa de su padre... Y un órgano trasplantado.

Recuerdo que esa frase o una bien parecida, me impresionó hace ya algo más de dos años cuando la leí en la séptima planta del hospital de Cruces. La acompañaba la fotografía de un niño de corta edad, supuestamente trasplantado y un buen número de personas de las de verdad, llenas de cables, de tubos, de sofisticados aparatos y sobre todo de muchas ganas de vivir, a pesar de observar en muchos de ellos caras de cansancio y de sufrimiento.

Era la planta de recuperación de pacientes trasplantados de riñón. Un lugar extraño, un tanto oscuro, triste (en aquel mismo lugar citan a la vez a varios posibles receptores y muchos vuelven a sus hogares condenados a seguir atados a una máquina de diálisis que a la vez que les da la vida, les agota físicamente) y alegre a la vez. Un lugar donde se mezclan sentimientos y donde a pesar de que hablar de ello podría ser incluso tabú por lo delicado del tema, tan importantes como esas personas recién trasplantadas o los médicos y personal sanitario que inunda la planta, lo son esos anónimos donantes y sus familias.

Vayan entonces estas palabras como muestra de un eterno agradecimiento a todos ellos, a la vez que intento hacer un llamamiento a gritos para que todos seamos donantes. Donantes en vida, cediendo por ejemplo nuestra sangre o incluso nuestra médula. Y donantes en muerte, porque vayamos donde vayamos, ya nada nos servirá. Y por duro que sea, que todos tengamos la fuerza suficiente para decir "Si", si llegado el desgraciado momento, uno de nuestros más queridos familiares entra en ese pequeño porcentaje de donantes válidos inmediatos. Hay otras vidas en juego y todos podemos ser esos héroes anónimos que regalan vida a quien la necesita.

Quisiera también criticar a nuestros gobiernos por pasar olímpicamente del tema y no dedicar unos euros a informar o publicitar apenas nada sobre el tema. Y como no, a los medios de comunicación por su silencio.

No te cruces de brazos y hazte donante. Puede ser suficiente simplemente con hacérselo saber a tu familia. En nuestras manos está regalar vida y son muchos quienes lo necesitan.

Tiene los ojos de su madre... La sonrisa de su padre... Y un órgano trasplantado.

1 comentario:

nomolamos dijo...

En verdad no estamos coincienciados con ese tema, a no ser que lo suframos en propias carnes, como todo. Cuando no nos influye miramos hacia otro lado, porque nunca pensamos que mañana podemos necesitarlo o nosotros o cualquier persona cercana. Entonces nos alarmamos y pensamos donde estan los donantes, sin pensar que antes nosotros ignorabamos el tema.
Es muy importante, y una gran satisfaccion, saber que alguien que has perdido, sigue en cierta manera "dando vida" o "viviendo", en otras personas....
Ojala cambie esto algun dia, y seamos generesos con los demas,
musu bat.....