viernes, 18 de julio de 2008

El cubo de Rubik





Me imagino que cualquiera que haya nacido a finales de los años 60 o durante la década de los 70, sabrá lo que es el cubo de Rubik. Y estoy seguro de que quien más o quien menos, tuvo en sus manos uno, aunque no fuese de él.

Yo tuve uno y aunque le di mil vueltas o más durante no se el tiempo, jamás logré poner cada cara de su color. Bueno, miento. Un día cabreado de ser tan torpe, lo desmonté arrancándole todas sus piezas y lo monté de nuevo, haciendo coincidir todas sus caras con sus respectivos colores. Aunque no fue tarea fácil, me resultó mucho más sencillo que hacerlo tal y como en su día se le ocurrió a Ernö Rubik, su inventor.

Con los años, este juguete cayó en el olvido y aunque ahora diferentes campañas y varias asociaciones tratan de hacerlo resucitar, no creo que tenga mucho éxito en una generación dominada por Xbox, Wii's y Play Stations varias. A mí sin embargo, que a pesar de ser un fanático de la electrónica y de la informática, no me ha dado jamás por hacerme con ninguna de estas máquinas de perder el tiempo, me llamó un día la atención verlo en el expositor de uno de esos grandes almacenes que surgen ahora casi como setas donde antes hubo... setas y estuve tentado de hacerme con uno, pero reconozco que me echó atrás su alto precio. No logré entender que un juguete tan sencillo pudiese costar casi 40 eurazos. O más de seis mil de las antiguas pesetas. Y total, para seguir sin ser capaz de montarlo, salvo que en otro arrebato de mala ostia lo haga piezas.

Efecto parecido fue el que causó en mí el día que se me ocurrió hacerme con un Monopoly. Aquel juego con el que hace ya muchos años jugué horas y horas con mi vecina Ainhoa, donde había que comprar y vender calles, casas y hoteles al contado. Tampoco me lo compré, aunque al final sé que no podré resistirlo, a pesar de tener que dejarme en un simple trozo de cartón, unas fichas y unos pocos dados de plástico otros 40 euros. O seis mil y pico de las antiguas rubias.

Hoy en día los niños y no tan niños apenas juegan ya con estas cosas. Prefieren las consolas y matar dibujos tan reales que a veces hasta llegan a parecer actores de verdad. Y yo no puedo olvidar lo feliz que era con mi cubo de Rubik, el Monopoly de mi vecina Ainhoa, el Quien Es Quien que me regalaron mis padres un año por Reyes -seguro que aquel año también me pedí el camión de Rico- o simplemente bajando al parque de mi barrio a jugar al hinque, a las canicas o a las vueltas ciclistas que hacíamos con las chapas de Coca Cola, que para que pesasen un poco, las rellenábamos con un pedacito de cristal, que a la vez servía de protector al cromo con la cara de Marino Lejarreta que llevaba yo.

Ha pasado tanto tiempo... Y han cambiado tantas cosas...

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En el momento de publicar este artículo, me han informado de que el cubo de Rubik puedo encontrarlo por 15 euros. Eso ya es para pensárselo, así que quizás cuente mi experiencia otro día.

3 comentarios:

nomolamos dijo...

joe, que recuerdos, el rubik, el monopoly....
yo el monopoly aun lo tengo, porque soy una forofa de los juegos de mesa, y cuando nos juntamos la cuadrilla, nos gusta jugar, al trivial, el party, lo que cuadre, porque tengo donde elegir,..... los niños de ahora no tienen paciencia para nada.... iker que esta en casa este veranito, pues me deja alucinada, le han dejado una play con mogollon de juegos, y si no se pasa las pantallas enseguida, se mosqueaaaaaaa... como para darle un rubik, jejejje
le saldria humo de la cabeza,
reconozco que nosotros en nuestras numerosas reuniones de amigos caemos en la tentacion de la play, pero con el singstar, cantando esas canciones de hace mil años, jejjeje
pobre vecina, me teme y me odia, cuando sabe que tengo cena en casa,jejejjejejjejej
pues nada, no te quedes con las ganas y comprate uno hombre,que nunca es tarde para conseguirlo, yo no recuerdo si alguna vez lo consegui, sera que no..... jejjejej
un beso.

Álvaro Dorian Gray dijo...

Yo quitaba las pegatinas de cada cuadradito y era la única manera de hacerlo. Nunca, repito, nunca pude terminarlo y ahora, no tengo ganas de volver a intentarlo.
saludos y salud

Anónimo dijo...

jaja muy bueno eso de desmontarlo para hacer el cubo de Rubik... a mí también me desesperaba y yo no lo compraría ahora ni por cincuenta céntimos...