sábado, 26 de junio de 2010

La nueva estrella



Pudo haber sido María, Rebeca o Izaro. Quien sabe si Xabier, Rubén o Arkaitz. Puede que Naroa, Lucía o Ainhoa. Erlantz, Mikel o Unai. Pudo haberse llamado de mil bonitas maneras distintas, pero tener solo un par de apellidos. Los de aquellos que eligieran su nombre y quienes decidieran regalarle la vida. Pudo haber sido rubia o moreno. De ojos verdes o marrones. Guapa, delgada o travieso. Alto, risueño o llorona. Pudo ser de cien mil formas distintas y no quiso ser de ninguna de entre todas ellas. Pudo asomarse a la vida y opinar, sin embargo decidió esconderse para siempre y guardar silencio. Quizás tan solo por no molestar. Dijo adiós sin llegar a saludar y de un portazo se marchó, dejando más preguntas que respuestas a su alrededor. Pudo ser niño y prefirió ser estrella. Pudo ser niña y decidió ser eterna, sin perder mucho de su tiempo aquí en la tierra.

Y un servidor no pudo evitar recordar entonces la letra de aquella bonita canción que terminaba así: "queridos padres, le pusisteis tanto amor, que fui directo al cielo".


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A mi amiga Rebeca y a su marido, por el mal trago. Aunque en breve nos veremos en los columpios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eres un gran tipo.