miércoles, 23 de mayo de 2018

Elegí ser yo mismo




Elegí ser yo mismo. 
Elegí ser sincero. 
Elegí ser claro. 
Elegí saber estar. 
Elegí ser prudente. 
Elegí, si no saber lo que quiero, al menos sí saber lo que no. 
Elegí decir lo que pienso. Siempre. Lo que siento. Siempre. Lo que noto. Siempre. Lo que percibo. Siempre. Lo que me sale del nabo. Casi siempre. Solo casi siempre, porque aquí, a veces sí que me corto. Más por ellos que por mí. Aún así...
Elegi ser yo mismo. 

Elegí llorar cuando me apetece llorar, reírme cuando algo me hace gracia y descojonarme cuando el momento lo requiere. Elegí borrarte de mi Facebook, no porque me caigas mal, simplemente porque eres tonto. Elegí borrarte de mi vida, no porque seas tonto, simplemente porque eres subnormal. Elegí no contar contigo para nada, no porque seas subnormal, simplemente porque ya no existes. Y quien para mí no existe, para mí no es nadie. Elegí bloquearte de mí WhatsApp, exactamente por lo mismo. Por tonto. Por subnormal. Porque ya no existes. Porque no eres nadie. 
Y elegí ser yo mismo. Le pese a quien le pese. Incluidos todos esos tontos a los que eliminé. 

Elegí querer a quien me quiera. Mirar a quien me mire. Sentir a quien me sienta. Y borrar a quien me borre, procurando, en la medida, no odiar a quien me odie. Pero solo en la medida. Aunque a veces no me salga y te tenga que mal odiar. 
Y elegí ser yo mismo. Siempre yo mismo. 

Elegí vivir. Quedarme aquí. Abrir los ojos casi a la vez que las persianas y cerrarlos media hora después, siempre media hora después, de volver a bajarlas. Cuando ya no queda luz en la habitación. Y sin luz, todas las habitaciones serían iguales, si no fuese por su olor. Todos tan diferentes... 

Y elegí ser yo mismo. Con mis cosas buenas y mis cosas malas. Con mis rarezas. Con mis virtudes, que no serán muchas, eso ya lo sé. Con ese extraño punto de madurez y con ese niño que se esconde bajo mi piel. Con mis tristezas y mis alegrías. Con mis gritos y mis susurros. Con mis amigos y enemigos. Con mi ying y con mi yang. Con mi cordura y mi locura. Conmigo mismo. 

Y decidí ser yo mismo, y a pesar de todo... hay veces que no sé ni quién soy.


(Salva Belver)


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