lunes, 17 de septiembre de 2018

Loco







Loco... me llamaron loco. Y se quedaron como si tal cosa. Como si estar loco fuese algún defecto. La locura no se sufre, amigos; no; la locura se disfruta. Se mastica. Se saborea. Y solo otro loco como tú, es capaz de saber a lo que sabe. 

Lo malo de estar loco, son esos ratos en los que, de repente y sin saber porqué, te sientes cuerdo y ves la vida tal y como es. Menos mal que para esos días, crearon la medicación.  

Loco... me llamaron loco. Y se creyeron mejores. Como si estar loco fuese un delito. Porque la locura, dicen, se cura, aunque sólo si te quieres curar. La estupidez, en cambio, te acompañará, aunque tú no lo sepas, hasta el final de tus días. Estúpido. No se dieron cuenta de que somos, precisamente los locos, quienes nos reímos de los idiotas como ellos, de los idiotas que se creen que se ríen de los locos como yo. Porque yo a un cuerdo, le respeto y le sonrió tanto como a un loco, pero a un idiota que me llama loco, no. Ni aunque me llame cuerdo. 

Loco... me llamaron loco y les dije que tenían razón. Loco, raro e informal. Loco, perturbado, demente, chalado, chiflado o lunático. 

Loco de atar. ¿Y qué? 

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