domingo, 20 de septiembre de 2020

Y así siempre...





 

Escribí mi vida doscientas y pico veces en un papel; lo doblé despacio, cada uno de ellas en ocho partes, y lo quemé. 


Respiré profundo mientras ardía, olvidando todo lo que yo tenía y recordando todo lo que yo quería, que unas veces eran la misma cosa y otras en nada se parecían. 


Me di la vuelta y desaparecí, creyéndome que había ganado una batalla que, en realidad, nunca había empezado. 


Me sentí como se sienten los bipolares conscientes de su bipolaridad; ahora perfecto, ahora imperfecto; ahora contento, ahora decepcionado; ahora alegre, como el payaso de color, ahora triste, como el payaso blanco; ahora agradecido, ahora sin nada que agradecer; ahora encantado, ahora desen-canta”n”do (canciones de amor y desamor)


Me sentí como se sienten los locos cuando todo les da igual. Cuando saben que están locos y actúan como cuerdos para que nadie, ni si quiera otros locos, les miren mal. 


Caminé y caminé, unas veces por caminos sin salida, otras saliéndome de la senda y perdiéndome por cualquier lugar... y ya nunca me paré. 


Me olvidé de reír; me olvidé de llorar; me olvidé de sentir; me olvidé de querer; me olvidé de odiar; de mirar, de ayudar, de disfrutar, de rezar... 


Y creí tenerlo todo... cuando solo me tenía a mí. 


Y así siempre... 


Y así siempre... 


Y así... siempre... 



(Salva Belver) 




(Septiembre de 2020). 

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